Protusión Discal: Todo lo que Necesitas Saber
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El dolor cervical es una afección común que afecta a personas de todas las edades. Puede ser causado por una variedad de razones, desde tensiones musculares hasta lesiones o problemas de salud subyacentes.
En este artículo, exploraremos:
El dolor cervical, técnicamente conocido como cervicalgia, se manifiesta como molestias o malestar en la región de la columna cervical, que comprende las siete vértebras superiores de la columna vertebral. Esta área es especialmente vulnerable a las tensiones y lesiones debido a su flexibilidad y rango de movimiento.
Tensiones Musculares: Estas pueden ser el resultado de una mala postura, movimientos bruscos o mantener una posición incómoda durante mucho tiempo.
Lesiones: Las lesiones, como las causadas por accidentes de coche o moto, caídas o lesiones deportivas. Incluso lesiones aparentemente menores pueden desencadenar síntomas incómodos.
Problemas de Disco: Los discos intervertebrales en la columna cervical pueden degenerar con el tiempo, tanto por traumas, malas posturas o movimientos repetitivos, lo que puede llevar a hernias de disco.
Enfermedades Degenerativas: como la osteoartritis.
Factores de Estilo de Vida: La falta de ejercicio, la obesidad y el estrés pueden contribuir al dolor de cuello.
La diferencia principal entre el dolor agudo y el dolor crónico radica en la duración y la naturaleza del dolor:
Dolor Agudo:
Duración: El dolor agudo es de corta duración, generalmente dura menos de seis semanas.
Síntomas: El dolor agudo puede ser intenso y repentino. Puede ir acompañado de inflamación, enrojecimiento y dificultad para mover el cuello.
Dolor Crónico:
Duración: El dolor crónico persiste durante un período prolongado, más allá de las seis semanas.
Síntomas: El dolor crónico es continuo o recurrente. Puede variar en intensidad y a menudo se asocia con molestias persistentes, rigidez y limitaciones en la movilidad.
Es importante destacar que el dolor agudo puede evolucionar hacia el dolor crónico si no se maneja adecuadamente o si la causa subyacente no se trata. Por lo tanto, es fundamental buscar atención médica y/o quiropráctica en caso de dolor cervical persistente para determinar la causa y recibir el tratamiento adecuado.
La columna cervical consta de siete vértebras, numeradas de C1 a C7. Estas vértebras son responsables de proporcionar apoyo y movilidad al cuello y la cabeza. Cualquier desalineación, tensión muscular o lesión en estas vértebras puede causar cervicalgia.
Cuando la columna cervical no está correctamente alineada, puede comprimir los nervios espinales que se ramifican desde la médula espinal. Esta compresión nerviosa puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo y otros síntomas asociados con la cervicalgia.
Los quiroprácticos realizan ajustes específicos en la columna cervical para corregir subluxaciones y aliviar la tensión en los músculos y las articulaciones. Esto puede contribuir a mejorar la movilidad, reducir el dolor y la rigidez.
El quiropráctico interviene en la corrección progresiva de las desalineaciones en la columna cervical, considerando también otras articulaciones como la unión vertebral cérvico-torácica, los hombros, las escápulas, y el cráneo, ya que todas estas áreas tienen un impacto en el cuello.
Asimismo, el quiropráctico proporcionará sugerencias acerca de ejercicios destinados a fortalecer los músculos del cuello y a corregir la postura, con la intención de prevenir posibles tensiones y lesiones en el futuro.
La cervicalgia puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de la persona. La quiropráctica ofrece un enfoque holístico y no invasivo para aliviar y prevenir el dolor de cuello, abordando las causas subyacentes y promoviendo la salud general.
En el próximo segmento de este artículo, exploraremos con mayor detalle el latigazo cervical y los microtraumatismos:
El latigazo cervical, también conocido como esguince cervical, es de hecho uno de los traumatismos más comunes que afecta la columna cervical. Este tipo de lesión ocurre cuando la cabeza se mueve bruscamente hacia atrás y luego hacia adelante, generalmente debido a un evento como un accidente automovilístico, una colisión deportiva u otro tipo de impacto.
Esta lesión puede causar daño a los tejidos blandos del cuello, como músculos, ligamentos y tendones, y a las vértebras cervicales. Los síntomas pueden variar en gravedad y duración, pero pueden incluir dolor en el cuello, rigidez, dolor de cabeza, fatiga, dolor en los hombros y los brazos, y en casos más graves, problemas neurológicos.
Es importante destacar que no todas las personas experimentarán estas consecuencias a corto plazo después de un latigazo cervical. En muchos casos, las consecuencias pueden surgir a largo plazo, a veces años después de la lesión inicial. Esta variabilidad en la aparición de las consecuencias hace que sea aún más importante realizar un seguimiento continuo.
El quiropráctico evalúa la lesión del latigazo cervical realizando un examen físico completo, revisando el historial médico del paciente y, utilizando imágenes de diagnóstico como radiografías. Esta evaluación ayuda a determinar la gravedad de la lesión y a identificar cualquier subluxación vertebral que pueda requerir ajustes quiroprácticos.
Si se encuentran subluxaciones vertebrales en el cuello, el quiropráctico puede realizar ajustes quiroprácticos suaves y específicos para realinear las vértebras. Estos ajustes pueden ayudar a restaurar la función normal de la columna cervical y reducir el dolor.
Es importante destacar que, si la quiropráctica no puede ofrecer la ayuda necesaria, se procederá a referir al paciente al profesional más apropiado para abordar su caso.
Movimientos repetitivos en el cuello, como los que ocurren en ciertas actividades laborales o deportivas, pueden provocar microtraumatismos en los tejidos del cuello con el tiempo. Estos microtraumatismos pueden acumularse y causar dolor crónico o lesiones más graves.
Postura inadecuada: Mantener una mala postura durante largos periodos de tiempo, puede ejercer una tensión repetitiva en los músculos del cuello y los tejidos circundantes.
Movimientos repetitivos: Realizar movimientos repetitivos con el cuello o la cabeza, como girarla o inclinarla de manera excesiva, puede causar tensiones y microtraumatismos en los tejidos del cuello.
Actividades laborales: Algunas profesiones o trabajos pueden requerir movimientos repetitivos del cuello o la exposición a vibraciones, lo que aumenta el riesgo de microtraumatismos. Por ejemplo, los trabajadores que realizan tareas de construcción o que operan maquinaria pesada pueden estar en riesgo.
Actividades deportivas: Deportes que involucran movimientos bruscos del cuello, como el boxeo, el rugby o el fútbol americano, pueden exponer a los atletas a microtraumatismos en el cuello.
Uso de dispositivos electrónicos: El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede llevar a una posición sostenida de la cabeza hacia abajo, lo que ejerce presión en el cuello y la parte superior de la espalda.
Estrés: El estrés prolongado puede provocar la tensión de los músculos del cuello.
Lesiones previas: Las lesiones previas en el cuello, aunque hayan sanado aparentemente, pueden dejar debilitados los tejidos y hacer que sean más propensos a microtraumatismos en el futuro.
El quiropráctico realiza una evaluación minuciosa de la postura y la columna cervical para identificar desalineaciones y áreas de tensión. Utiliza técnicas de valoración clínica especializadas para comprender la causa de los micro traumas.
Emplea técnicas de ajuste quiropráctico para corregir desalineaciones y mejorar la movilidad de las articulaciones cervicales. Estos ajustes son precisos y suaves, destinados a restaurar la alineación natural de la columna.
Los ajustes quiroprácticos pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación en la zona cervical, lo que contribuye a la recuperación y el bienestar general.
Si sufres de cervicalgia, o síntomas relacionados te recomendamos consultar con un quiropráctico.
En España, si buscas un quiropráctico verifica que sea miembro de la Asociación Española de Quiropráctica(AEQ), que reúne exclusivamente a los licenciados en Quiropráctica con título universitario expedido por alguna de las universidades de Quiropráctica reconocidas por el Consejo Europeo de Educación Quiropráctica.
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